• EL DEDO EN LA LLAGA / Publicidad política con dolor

    LOGO EL DEDO EN LA LLAGAMientras el partido conservador anuncia oposición constructiva al gobierno nacional (lenguaje melifluo y gastado que es una burla) no entrega los ministerios (Hacienda y Minas).

    La llaman ahora – en el lenguaje cuadriculado y oscuro – una “relación institucional desde la independencia”. Nada más falso. En el pasado la famosa “oposición constructiva”. Otros cínicos: la apodan, reflexiva. En el lenguaje  liberal serpista: “ni chicha, ni limoná”.

    El partido conservador tiene todo su derecho a reiterar que no está en la Unidad Nacional, así en Pereira haga acuerdos con el Partido Liberal. Que salga a decir con su ventrílocuo mayor -David Barguil-  que  no está en la coalición, hace parte del maquillaje inmarcesible de este país politiquero.

    La desinstitucionalización de los partidos crece. Hay apego al poder con la cinta de la burocracia.

    Ahora, quienes habían llegado por los resquicios del Palacio de Nariño y por cuenta del paladar glotón de la regia  mermelada, encuentran diversos sabores en la gastronomía política. En Pereira, gozan del fino placer de estar en “matrimonio” con la U. Así disparen flechas. Así estén en orillas diversas para las coaliciones de octubre. Esa es la hibridación política que no es más que una mutación inexplicable de la forma como la política la arrastran sus “dirigentes”.

    En la marcha de víctimas en Risaralda, ninguno de los partidos de la coalición se echó encima la bandera de la paz. Es otra mentira institucional que solo es empleada como propaganda política.

    Es cierto, que ni el Centro Democrático, abraza la esperanza de la paz. No midieron el momento.

    Unión Patriótica acabada a bala, extinguida a plomo; el POLO  con sus diversos matices, indígenas, sectores sociales, educadores, dieron ejemplo.

    El gobierno estuvo ausente. Le pasó como un tiro al aire la fecha. Este país ensangrentado, hecho a ráfaga, despedazado, con agentes de guerra, no vieron  en la movilización, un momento de tregua. La paz no puede ser solo una bandera clavada en los directorios políticos del país  infame que llevamos.

    Dejaron solo al gobierno. Así funciona  la mal llamada Unidad Nacional.

    La incoherencia institucional de los partidos políticos, demuestra falta de responsabilidad política en una Nación fácil de romper vestiduras, de meterse mentiras y de  echar reversa. Directorios de cajón y dormidos: sin ideologías sino complejos de nómina y contratación.

    La Unidad Nacional no puede ser un coro de tránsfugas  que solicitan empleo sin reforzar al Estado. Que ven pasar el saqueo de la salud, la justicia ante la mirada complaciente del jefe Santos. Muchos menos, tampoco, el escenario de picapleitos del ex presidente Uribe.

    El país quiere sindéresis y responsabilidad de sus agencias políticas pero ante todo responsabilidad de sus protagonistas. A la paz no se le puede sacar el bulto sino meterle política de la buena. Harta falta la hace.

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