EL DEDO EN LA LLAGA / ¿Por qué Israel Londoño?
Por ÁLVARO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
El partido de la U en Risaralda, sufrió un accidente de tránsito en el camino electoral.
En esa colisión, el candidato por extensión a la alcaldía debía ser el doble ingeniero, Luis Enrique Arango Jiménez. Era un plan B para ganar por extensión. Por mal que le fuera, tenían un candidato para salvar la papeleta o el descalabro. Todo estaba calculado para que fuese así ante las debilidades presentes y las rupturas internas.
Esto no funcionó. La ruleta electoral hizo que se llenaran de candidatos (6, bien contados) hasta que apareció la Procuraduría, habilitando al economista Londoño. Pintaba bien en las encuestas, tenía bagaje de administrar, conocía los intríngulis políticos y evitaba que hacia el interior, las tensiones aumentaran. Y, eso que venía de perder las elecciones por un escaño a la Cámara. La U sacó senado chilinguiando en un tortuoso proceso que le hizo perder “peso” al titular de la credencial, Carlos Enrique Soto (31.167 votos en Risaralda) El dueño de la tarjeta en la Cámara es el ingeniero Burgos (20.710 votos) Muchos lo daban como perdido ante el doctor Israel que venía de ser alcalde.
La U, vive una situación extraña a la que le han prestado oídos sordos: desoyen los tic –tac del ciudadano empujando el dolor de la urbe. Creen que viajan siempre en primera clase. Están equivocados. El acumulado que guardan no es poco en la vara del gobierno.
Está bien: 4 alcaldes en Risaralda, incluido el de Pereira; 3 diputados (67.44 por ciento los sufragios obtenidos por sus 11 candidatos inscritos) y 4 concejales en Pereira.
Solo les interesa hoy la alcaldía de Pereira. El poder real y no en abstracto. Lógico, una fórmula en la coyuntura a la gobernación, que llene el verdadero reto de la política: ganar.
Colocado el radar hoy a estas alturas, no hay que pensarlo en ese cuadre de caja. Dos documentos (se pudieron ahorrar uno de ellos por repetido en la historia de los globos electorales) señalan el lapicero del senador Soto para que tome la decisión. No hay otra.
Consideramos, entonces, por descarte, que sino es el doctor Israel, ¿entonces quién? Lo otro es ir al despeñadero. A jugar al desastre.
Veamos:
-Tiene reconocimiento y experiencia. (Agréguele, es la persona con la que pueden ganar la alcaldía)
-Sus realizaciones están ahí. Son reales.
-Goza de prestigio en la base. La curva de reconocimiento popular que alcanza es alto.
-Genera confianza política. Honró pactos.
-Tiene independencia propia en sus decisiones.
-Súmele, que tiene amigos políticos y recordación en diversos sectores partidistas.
-Nadie podrá desconocer que ayudó en el crecimiento descomunal de la U. Aunque existan sectores hacia el interior que choquen con esa realidad.
-Ha sido firme y solidario con su partido. No ha sido divisionista, ni desleal pese a los cantos de sirena que lo han empujado en la marea política.
-No le cae mal a cierto arribista sector gremial de la ciudad que se pavonea con el ganador.
-Llega con visión de ciudad y con proyectos concretos. Sabemos que no puede repetir errores del pasado porque lo otro es ir al cadalso en un reducido tiempo. Rodearse bien y gerenciar, son imperativos mínimos. Pueda ser que sus invitados no resulten glotones.
-Tiene compromiso con el deporte (No olvidar que a él se le debe el Monumental Hernán Ramírez y el apoyo decidido para contra otras disciplinas)