¿Un pueblo sin coraje?
Pocos días antes de las elecciones, el presidente Maduro, en un acto de inteligencia extrema, dijo:”quiero ser un Dictador, por las buenas o por las malas”. Y lo logró, por el primer camino, sin derramar una gota de sangre, pero con la colaboración del Consejo Nacional Electoral- CNE, el apoyo del fiscal Tarek William Saab, y la intervención silenciosa de un hacker chavista, que durante siete horas manejó el sistema informático. Hay fraudes de fraudes. Pero el de Venezuela es un robo descarado y vulgar, pues en esa jornada el candidato Edmundo González (67%) le ganó a Maduro (30%) por una diferencia de 4.000.000 de votos.
¿Qué viene ahora? Resistir, resistir y resistir, por parte del pueblo. Luchar, luchar y luchar por parte de la oposición de María Corina Machado y su equipo. Sin embargo, ya los ricos venezolanos se fueron para España y Miami. La clase media cogió maleta y cruzó las fronteras en un acto de cobardía. Sólo se quedaron los pobres que la dictadura los vuelve socialistas para perpetuarse en el poder y seguir saqueando su riqueza bajo la supervisión de China y Rusia y el apoyo dogmático de Cuba.
Con miedo no se logra la libertad. Hay que tener coraje como lo tuvo Simón Bolívar y como lo tiene Zelenski frente Putin, que pesaba tragárselo, como gallina de patio comiendo lombriz, pero se le creció el enano. Esto se gana con sacrificio, sudor, lágrima y una pequeña cuota de sangre, pues por las buenas Maduro no va a entregar el poder.
Los únicos habitantes de esta tierra que no tienen esperanza de libertad son los cubanos en una isla rodeada de tiburones hambrientos. Sin embargo, muchos prefieren lanzarse al mar, que seguir soportando el hambre y escapar del infierno huyendo de la dictadura de los Castro que lleva más de 60 años con un socialismo fallido. Nadie los va a ayudar. La OEA y la ONU no sirven para nada. Los EE UU tienen intereses económicos por el petróleo y los minerales de Venezuela. Colombia juega un papel ambiguo de doble faz. Las reclamaciones jurídicas no prosperan porque Maduro maneja todos los poderes.
La solución está en manos del pueblo que se debe levantar sin miedo para construir un nuevo gobierno democrático por más de 100 años hasta cuando aparezca un pajarito juguetón que les ofrezca un universo de felicidad sin ningún esfuerzo y vuelvan a caer en la misma trampa.