• ¿Perico con IVA?

    No se trata del periquito australiano que uno ve en las jaulas. Es el polvo blanco que muchos absorben por la nariz con un sonido de marimonda en carnaval. El problema no es nada nuevo. Desde la Biblia y mucho antes, la humanidad le ha gustado flagelarse en diferentes formas, como por ejemplo, el opio egipcio y el cáñamo en la China, unos 4.000 años antes de Cristo.

    La coca es originaria de los Andes, utilizada tradicionalmente por nuestros indígenas como un estimulante energético a fin de comer menos y producir más, especialmente en los largos caminos montañosos. En Colombia, la marihuana se ha consumido en mayor volumen en los estratos bajos, mientras que la coca, para la clase alta. Esta última como producto de exportación para los EE.UU y Europa, que produce grandes ingresos al país además de toda la violencia y corrupción, que genera las 150.000 hectáreas del cultivo.

    Lo nuevo es que en forma descarada esta droga la venden en los bares y estaderos de clase altas, facturándola con el IVA, como si se tratara de un producto de venta libre, para tumbar al consumidor borracho. ¿Cómo terminará este escándalo? Pues, como siempre: en nada. La Fiscalía abrirá una “rigurosa” investigación, pero como nuestros códigos parecen estar escritos en letras cuneiformes, donde quedan algunos huecos, por donde se escapa la tipicidad de la conducta del infractor. Al final, el mesero tumba al administrador, y ambos, al usuario y a la DIAN.

    Sin embargo, el problema no es tanto de normas jurídicas ni leyes, a veces incoherentes, gaseosas y contradictorias, por donde evaden la responsabilidad los Emilios. La cuestión es de moralidad y especialmente de actitud. Por eso, cuando el Presidente Duque dijo: “el que la hace, la paga”, muchos consideramos que por fin este gobierno iba a dar la pelea contra un virus mucho más peligroso que el Covid 19: la corrupción. Pero, no. Era una estrategia política equivocada, para tratar de mejorar su deteriorada imagen.

    Ahora, como postre, sale a la luz pública el caso de “Pandora Papers” que vincula el nombre de expresidentes, ministros y otros altos funcionarios. Aquí no juega el principio de legalidad ni del debido proceso ni la presunción de inocencia. Lo políticamente correcto es hacer lo que hizo hace 2000 años Julio César: “la mujer del César no sólo debe serlo, sino también parecerlo”.

    Compartelo

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *