• Los demonios interiores

    Uriel Escobar Barrios / Opinador

    El mayor sufrimiento que puede experimentar una persona depende, en gran medida, de su sistema de creencias, de los imperativos que ha ido introyectando a lo largo de su vida, lo que finalmente conforma la visión particular que ha elaborado del mundo. Para entender y explicar este complejo interjuego entre el sujeto y el mundo, la Psicología se ha tenido que apoyar en otras áreas del conocimiento, como las tradiciones espirituales, la Filosofía y la Física Cuántica, cuyas raíces se afincan en los grandes avances que han alcanzado las neurociencias en los últimos dos siglos. El diálogo entre las concepciones de Oriente y Occidente ha sido clave para este tipo de comprensión. Cabe destacar que todavía algunos sectores que se consideran representantes de la “ciencia dura” (la que solo acepta las evidencias científicas que puedan ser replicables con resultados similares cuando lo realizan otros investigadores) se niegan a concederle algún tipo de reconocimiento a quienes se atreven a desafiar los postulados del dualismo materialista y se aventuran a indagar sobre la emoción, la trascendencia, el sentido de la vida y la espiritualidad en el humano.

    A estos trasgresores, formados con todos los postulados de la ciencia pero que proponen opciones de entendimiento y abordaje integrales para la salud y la enfermedad del individuo, simplemente se los estigmatiza y discrimina con epítetos como “acientíficos”, “poco rigurosos” o “charlatanes”. Ha sido la misma dinámica del desarrollo del conocimiento en las áreas ya mencionadas la que ha ido ganando mayores espacios, y esta es una de las principales razones por las cuales se puede hablar con mayor libertad de los conceptos mente/cuerpo, de enfoques holísticos, medicina de la energía o de la conciencia, entre muchas otras concepciones que no hacen sino enriquecer el conocimiento de la complejidad del humano en el momento actual de su historia. Los demonios interiores -título de esta reflexión- hace referencia a una serie de miedos o de sombras que tiene en su  interior toda persona, y que en cualquier momento “asaltan” la parte consciente de su psiquismo y se expresan a través de diferentes tipos de alteraciones, tanto en el plano físico, como en el psicológico y espiritual.

    Se puede afirmar, de acuerdo con los conceptos anteriores, que el mayor enemigo del ser humano para tener una  vida plena y llena de propósito se encuentra en su interior. Estas limitaciones autoimpuestas tienen profundas repercusiones no solo en la forma de pensar (dogmatismo, no aceptación de la diferencia), de sentir (rabia, odio y rencor hacia los demás), sino también en el desarrollo de enfermedades que se ha demostrado tienen una correlación importante con estilos de vida; de hecho, se podría considerar que todas las enfermedades que aquejan al ser humano son influenciadas en grado sumo por sus formas de concebirse a sí mismo y a la realidad que lo circunda. Reconocer los demonios interiores es el primer paso para controlarlos o expresarlos de manera más asertiva. www.urielescobar.com.co

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