EL DEDO EN LA LLAGA / Don Alvaraco
No se si el debate debe exigir unos mínimos hacia dónde manda o va el docente en el aula de clases como el chofer torpe que conduce el bus.
O, si es un tema de libertades. Digo, la de Cátedra, expresión, opinión, individual. En el fondo – en mi concepto – un litigio bañado de tinte político. Tampoco es malo.
O, si es que al señor ex Presidente Uribe no se le puede cuestionar o criticar sus andanzas por el filo de sus gobiernos.
Desde lo actuado, claro está. Negar que existen profesores con ínfulas de mayordomos, que se las saben todas y no dejan libertad para pensar con criterios de diversas ideologías, lleva también a un dirigismo estúpido. Es cierto -como lo dijo uno de ellos que ofreció pública renuncia – no se debe generalizar.
Nos hace falta escucharnos y no perder la memoria para entender el retorno de los fantasmas. País sin memoria y fundamentalista. La palabra la respondemos con un madrazo. Con un trino envenenado. Hasta con un letal chisme.
Disentir en Colombia se volvió delito. De acuerdo con la conveniencia y de la parcelación de la justicia, los intereses vuelcan el péndulo.
Para empezar, la justicia está en un pésimo momento. El espejo no puede estar más roto. De reingeniería ante la grosería de las denuncias que mueven su corazón y que la han dejado en interinidad. Grave para el país y la sociedad. Ha crecido el cartel de los falsos testigos, el reacomodo de funestas piezas en las altas cortes (con minúscula) el pago de favores y el ascenso creciente de personas que sin mérito copan la estructura judicial. Mientras ello pasa, la cloaca estanca procesos.
La impunidad y la justicia selectiva se empotran en sus vicios. Pareciese que cobra vigencia la justicia por encargo.
¿Qué tipo de Derecho se enseña hoy en las Universidades, ante la monstruosidad del momento histórico que vive Colombia y el estado de su justicia?
Qué peligro hoy, la presencia de altos voceros que han dado brincos entre clientes ayer y hoy con un desparpajo grosero. Por eso, hoy son sus aliados, mañana sus defensores y luego los demandantes. Del gobierno pasan fácil al sector privado y acumulan gruesas demandas contra el Estado, rompiendo límites éticos.
Hay una justicia permeada por un cúmulo de intereses retorcidos.
Valiente el Presidente Uribe en colocar su rostro para que le tirasen diversos artefactos al interior de La Libre. ¿Qué tan pluralista es hoy esta Universidad, que llora en privado sus pecados? ¿Respeta el disenso? Valiente, responder 25 preguntas – de pequeño y grueso calibre- entre el fragor de la atmósfera creada en su contra con epítetos gastados y que han hecho carrera.
A nada se le corrió pese – a como lo repite – exista “intolerancia con la discrepancia”. Él, es un maestro en el arte. Como valiente, pese al exceso de palabras y “verónicas” en la faena por parte de las directivas nacionales y de la región de la Universidad Libre, en abrir las puertas para que se ventilara -con razón y argumentos- un debate político.
La Libre actuó con altura: no dejó que todo se quedara en el espectáculo mediático de unos y otros. Lo sacó de las redes y lo volvió público dentro del tiempo real. Debate nunca hubo. Preguntas y respuestas hechas con respeto. Los referidos del ex Presidente con diatribas sin nombre pero que contestó pese al ambiente contrario suscitado al ingreso y salida de la Universidad.
Digo, de alta política. No la que se cambia por tamal o el billete, la que se da generosa en lechona o la del contrato grasiento para elegir badulaques.
Pero, bienvenida la controversia a esta y otras Universidades para que respire. Hace rato, viene con las puertas cerradas sin saber cuál es el eco y el aporte de su cátedra.