Más de dos millones de musulmanes iniciaron la peregrinación a La Meca

Más de dos millones de musulmanes iniciaron este viernes la peregrinación anual a La Meca, en el oeste de Arabia Saudita, cuyas autoridades pidieron no politizar este gran encuentro religioso en el actual contexto de tensiones en el Golfo.

Los peregrinos llegados del mundo entero recorrieron el viernes andando o en autobús la decena de kilómetros que separan la primera ciudad santa del Islam del valle rocoso de Mina y de las inmediaciones del monte Arafat, donde pasarán la noche.

Cientos de personas rociaron con agua a los fieles que caminaban con una temperatura de más de 40 ºC. En el camino había desplegadas clínicas móviles y ambulancias, y helicópteros de la Media Luna Roja saudita sobrevolaban el lugar.

En total, 2,26 millones de peregrinos llegaron a Mina y a los alrededores del monte Arafat, entre ellos 1,86 extranjeros, anunciaron el viernes por la noche las autoridades.

Gestionar el flujo ininterrumpido de peregrinos y garantizar su seguridad durante el llamado hach, una de las mayores concentraciones religiosas del mundo, supone un enorme desafío logístico.

Para evitar cualquier drama durante la peregrinación –que ya sufrió mortíferas estampidas en el pasado, como en 2015, cuando casi 2.300 personas perdieron la vida– se desplegaron decenas de miles de miembros de las fuerzas sauditas de seguridad.

«Todas las instituciones del Estado están movilizadas» y «estamos orgullosos de servir a los ‘huéspedes de Dios'», declaró a la prensa el portavoz de las fuerzas de seguridad, Basam Atia.

  • «El mundo entero está aquí» –

Los fieles convergieron hacia La Meca para culminar el hach, uno de los cinco pilares del islam, que todo musulmán debe cumplir al menos una vez en la vida si tiene los medios para ello.

Este conjunto de ritos codificados se desarrollan en La Meca y sus alrededores.

Los que lo finalizan reciben el título honorífico de hach, que infiere respeto y un cierto prestigio social.

«El mundo entero está aquí», celebró Mohamed Barry, un británico de 45 años. «Estar en La Meca es la mejor sensación», dijo con una gran sonrisa, y con una alfombra de oración sobre el hombro.

La Meca, situada en un valle desértico y cuyo acceso está prohibido a los no musulmanes, aloja la Kaaba, una estructura cúbica cubierta por una tela negra con bordados dorados en el corazón de la Gran Mezquita, entre rascacielos que albergan galerías comerciales y hoteles de lujo.

Los musulmanes se giran en dirección a la Kaaba durante sus cinco oraciones diarias. Los peregrinos deben efectuar siete vueltas a esta estructura.

Más temprano el viernes, los peregrinos asistieron a la oración semanal en la Gran Mezquita.

Por la noche, algunos fieles dormirán en Mina, un estrecho valle entre montañas rocosas, que en época de hach se transforma en un inmenso campo de tiendas blancas en las que se alojan los peregrinos.

Este año, «se instalaron unas 350.000 tiendas climatizadas», según un responsable saudita.

  • «Politizar» –

Otros peregrinos dormirán cerca del monte Arafat. El sábado, todos ascenderán esta «Montaña de la Misericordia» para rezar, antes de regresar a Mina para el ritual de la lapidación de Satán.

Texto y fotos / Tomados de AFP

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