El papa Francisco designa al primer cardenal afrodescendiente

Foto / El Vaticano.

El arzobispo de Washington, Wilton Gregory, se convirtió este convirtió este sábado en el primer cardenal afroestadounidense.

«Sólo soy una persona, pero en este momento soy un individuo símbolo», aseguró Gregory, de 72 años.

En junio, Wilton Gregory no dudó en criticar el intento del presidente estadounidense de «intimidar» a la multitud a través de la religión. Donald Trump acababa de posar con una Biblia en la mano delante de una iglesia al lado de la Casa Blanca, al día siguiente de la dispersión brutal de manifestantes antirracistas.

El ahora cardenal también es conocido por defender la «tolerancia cero» contra los abusos sexuales en el clero, especialmente cuando fue presidente de la Conferencia Episcopal estadounidense a principios de los años 2000.

En este contexto de escándalos que golpean la Iglesia, la Santa Sede acaba de publicar un informe demoledor sobre el influyente excardenal Theodore McCarrick, exarzobispo de Washington expulsado del sacerdocio en 2019, tras haber sido declarado culpable de abusos sexuales a menores y adultos. «Un informe triste, pero importante para el futuro» con miras a revisar el proceso de selección de los obispos, comenta Wilton Gregory.

El papa Francisco nombró este sábado a trece nuevos cardenales, nueve de ellos que podrán participar en un cónclave, en una celebración con sólo un centenar de fieles distanciados debido a la pandemia, y en la que el pontífice les advirtió de «las tantas clases de corrupción en la vida sacerdotal».

Entre los 13 nuevos cardenales se encuentran el arzobispo de Santiago de Chile, el español Celestino Aós, y el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (México), el mexicano Felipe Arizmedi Esquivel. Francisco invitó en su homilía a los nuevos purpurados «a estar siempre vigilantes para permanecer» en el camino de Dios porque, añadió, «con los pies, con el cuerpo podemos estar con Él, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino». También lamento a quien, «a veces, sin darse cuenta, usa al Señor para promoverse a sí mismo».

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