OPINIÓN / Colado
RAM / Al final Enrique Peñalosa no se aguantó las ganas y decidió colarse en la carrera por la Alcaldía de Bogotá. Lo hará por firmas, aunque en el bus de su candidatura ya se subió el sector de Cambio Radical liderado por Carlos Fernando Galán.
A ese vagón se subirá una facción del uribismo encabezada por sus amigas Alicia Arango y María Consuelo Araujo. Y, según fuentes serias, el Partido Conservador o una parte de él.
La entrada de Peñalosa en competencia obligará a los demás jugadores a revisar sus alianzas, compromisos y estrategias.
Gustavo Petro: es el jugador más relajado pues tiene el tablero y por lo menos tres fichas para mover: Hollman Morris, que ha mostrando instinto político y madera de candidato; María Mercedes Maldonado, excelente tecnócrata y la misma Clara López. En caso de necesidad.
Petro tiene el gobierno, el Canal Capital, un multimillonario presupuesto publicitario para su Bogotá Humana y capacidad para movilizar a miles de seguidores incondicionales como lo demostró al llenar siete veces la Plaza de Bolívar durante la crisis por su destitución.
Si la competencia entre sus opositores sigue como va, con partidos fraccionados apostándole a dos o más candidaturas, candidatos que anteponen su vanidad e interés personal al bienestar de la ciudad y jefes políticos más preocupados por el 2018 que por las elecciones de octubre, Petro tiene las de ganar y perpetuarse en el poder en cuerpo ajeno.
Clara López: Lidera las encuestas y es la gran beneficiada con la entrada de Peñalosa pues se aleja la posibilidad de que la Unidad Nacional y los verdes se unan alrededor de un candidato capaz de derrotarla. Rafael Pardo y Enrique Peñalosa se repartirán los votos y ninguno logrará la mayoría suficiente para ganar.
Pensando en eso Peñalosa le propone a Pardo someterse a una encuesta. El ganador se queda con todo. Pero el remedio podría salir peor que la enfermedad. Las encuestas no generan compromiso en los electores y los partidos como ocurre en las consultas. Si Peñalosa pierde, los uribistas preferirán apoyar a Pacho Santos que al candidato del Presidente. Y si Pardo pierde, los santistas, incluido el Partido de La U, preferirán votar a Clara López antes que a un candidato apoyado por uribistas. Y la disculpa es perfecta. López apoyó la reelección de Santos y está comprometida con la paz.
Rafael Pardo tiene algunas cartas a su favor aunque a primera vista la llegada de Peñalosa al escenario le podría representar alguna dificultad. Tiene el respaldo de Juan Manuel Santos, el Partido Liberal, el Partido de la U y la mitad de Cambio Radical que lideran Germán Varón y Rodrigo Lara. Es decir, tiene la maquinaria e infraestructura necesarias para ganar en una ciudad como Bogotá.
El bajo reconocimiento que tiene entre la gente podría convertirse en ventaja si se posiciona como el nuevo líder que reclama Bogotá contra un Peñalosa conocido, pero desgastado por un pasado plagado de errores, volteretas políticas y derrotas electorales.
Pacho Santos: su candidatura, que parece no despegar, no sentirá la entrada de Peñalosa pues depende de él mismo, de su partido el Centro Democrático y de su director técnico, el gran elector que es Álvaro Uribe. Las rencillas internas de su partido son su principal enemigo.
La colada de Enrique Peñalosa en el Transmilenio de la campaña tendrá efectos colaterales para él, sus rivales y la ciudad. Sacar a Bogotá del hueco en que la hundió la izquierda dependerá entonces de la madurez política de los ciudadanos. Madurez que sus líderes no parecen tener. ¡Qué Dios nos coja confesados! como diría la tía Rosita.
@RicardoGalanO