«Los jefes del gobierno en Venezuela son los jefes de las mafias»
El nobel de Literatura peruano maldijo la «putrefacción total» que sufre el país bajo el mandato de Nicolás Maduro y advirtió que la corrupción es la mayor amenaza para la democracia. También criticó a Rafael Correa, Lula da Silva, Donald Trump, los separatistas catalanes y al papa Francisco por su viaje a Cuba.
Con palabras contundentes en la asamblea general de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que se celebra en Charleston, Carolina del Sur, el peruano Mario Vargas Llosa apeló a los gobernantes de la región para que manifiesten una defensa sin ambigüedades de la democracia.
El escritor reprobó expresamente la «falta de coraje» y «neutralidad» de los gobiernos latinoamericanos a la hora de denunciar «dictaduras crecientes» como la venezolana y fomentar la lucha inequívoca contra la corrupción en sus países.
En un conversación que mantuvo con el periodista argentino Andrés Oppenheimer, Vargas Llosa, de 79 años, fue tajante al asegurar que Venezuela es una «putrefacción total» por consecuencia del denominado socialismo del siglo XXI y que se encamina a unas elecciones fraudulentas en los comicios parlamentarios de diciembre próximo.
«(El presidente venezolano, Nicolás) Maduro solo puede ganar estas elecciones mediante un fraude monstruoso», dada su «impopularidad» y la pobreza, corrupción gigantesca, inflación galopante y alta criminalidad en que ha sumido al país suramericano, avisó el autor de La fiesta del chivo.
Y sentenció sobre el tema de la corrupción en Venezuela: «Los jefes del Gobierno venezolano son los jefes de las mafias. Los militares están todos comprados a través del negocio de la mafia».
Vargas Llosa ironizó para decir que, examinando la historia de los fracasos de la democracia en América, solo se puede llegar a la conclusión de que la «perseverancia en el error es una característica latinoamericana», lo que fue recibido con risas por el numeroso público.
Se concentró también en criticar sin ambages al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, a quien tildó de «gran demagogo» que ha impulsado «leyes represivas» que ahogan la libertad de expresión y a los medios de comunicación.
Previamente, señaló al narcotráfico como «enemigo peligroso en América Latina de la libertad de expresión», un fenómeno criminal que «ve en la prensa libre su enemigo» y que debe ser derrotado con las herramientas del «coraje y la responsabilidad».
Volvió a situar la lacra de la corrupción como el mal primero que carcome a muchos países y gobiernos de Hispanoamérica, y citó, entre otros, el caso de Brasil, «un país que parecía haber despegado y ha frenado y retrocede» con los «inversores sin querer invertir un centavo».
El también premio Cervantes de 1994 achacó el retroceso brasileño a la «corrupción de vértigo» que devora al país y que se mostró en «niveles de apogeo» con el gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).