FOTO / Margarita Rosa como Antanas Mockus, también mostró la cola
La imagen la publicó la actriz y presentadora un día después de que el senador Antanas Mockus se bajara los pantalones en el Congreso, en protesta contra los parlamentarios que no escuchaban el discurso de despedida del saliente presidente del Senado.
El revuelo que causó Mockus tuvo alcance nacional (tal vez eso era lo que pretendía el célebre exprofesor) y en eso lo siguió Margarita Rosa al mostrar su trasero en una foto que se tomó en un baño (tal vez sin pretender un alcance nacional), en lo que ella califica de “travesura (muy tibia)” en su columna de El Tiempo.
Para muchos, la imagen de la cola de la actriz fue un acto de solidaridad y hasta de complacencia con lo que hizo Mockus en el Congreso. Ambos traseros, el blanco y arrugado de Mockus y el aún bien conservado, bronceado y atractivo de Margarita Rosa provocaron aluviones de comentaros.
Pero solo hasta este jueves, la columnista aclara por qué publicó la foto de esa parte de su cuerpo en Twitter, y reconoce que la imagen tuvo “muy diversas lecturas”. Pero precisa: “La verdad, detrás de la famosa foto no hubo ninguna ideología, de ahí la ambigüedad y el efecto confuso de ese símbolo en particular”.
Todos a pelar el culo. Aquí el mío con orgullo patrio porque me ha costado mucho. pic.twitter.com/56Ix871e4Q
— Margarita Rosa (@Margaritarosadf) 21 de julio de 2018
Esa “travesura” la considera ella “inofensiva”, y explica que la hizo “aprovechando el tema de lo inapropiado” y que la cometió “por la pura curiosidad de observar las reacciones de la gente que se toma en serio y también las de tantos ingeniosos que frecuentan esa red”.
“Acepto que pudo haber sido por un ataque de exhibicionismo, superficialidad y patetismo, por qué no, ya he caído otras veces en la tontería”, dice, y se pregunta: “¿No fue también una tontería convertir eso en noticia? ¿Qué determina lo escandaloso?”.
En seguida, hace una breve reflexión sobre el simbolismo del cuerpo humano. “Es curioso, por no decir fascinante, que enseñar una parte del cuerpo en especial genere tanta conmoción dependiendo de quién lo haga, si es hombre, si es mujer, dónde, por qué, para qué, cómo. El drama del cuerpo humano es material infinito para un experto en semiótica”.
Y termina con su mea culpa: “Asumidas, por mi parte, las consecuencias de semejante descache, espero no haberles causado un daño físico, moral o sicológico irreparable a los que no soportaron mi experimento”.