EL DEDO EN LA LLAGA / Los Partidos de la Contratación

CABEZOTE alvaro rodriguezLa contratación en varios – en muchos – municipios ha hecho que como en el país, exista la descentralización de la corrupción en Risaralda.

En Balboa, se señala con nombre propio, personajes siniestros arropados en la nómina. Cual sanguijuelas. Parásitos del erario, como en otras localidades. Por eso se dice, con razón, que lo acaecido  en Balboa, no fue un atentado político sino por denuncias hechas que corren con esta mácula. El tema se abordó en el propio Comité de Garantías.

En Pereira, un candidato sale desesperado a marcar territorio sobre los abusos en la contratación y llama a contratistas y proveedores en general para explicarles como serán las relaciones con estos en un gobierno suyo. A lo bien, claro.

El Alcalde de Santa Rosa debe dar cuenta de sus actos sobre las contrataciones hechas.

En esa ciudad, ya dejó de ser rumor lo que se dice en público.

Incluso, con un pequeño bafle, un aspirante al concejo, “boletea”, le recuerda con  un disco que hace sonar duro y  que se va a colocar de moda: El fariseo.

Es la parroquia política con partitura real. Se pondrá de moda en Risaralda y lo interpreta, Nelson Gómez. El hermanito de Darío, uno de los reyes del despecho en este país donde la música tiene prontuario y es alegoría siniestra en muchos casos. Partituras de muerte y desencuentros.

Este gobierno, el de Santa Rosa, digo, debe muchas explicaciones.

Ahora, no más, existen denuncias  sobre  12 licitaciones de  inversión pública  de las llamadas “pliegos sastres”. Van hasta 3 mil 600 millones, solo en dos casos se presentaron dos proponentes y en el resto, uno.

Esa alcaldía tiene candidata propia. Eso no es malo dentro de la política artificial creada. Es el mismo origen de la misma. Faldas pegadas al poder administrativo.

Con papeles en mano- como también lo señala para Dosquebradas, el ingeniero Carlos Alfredo Croswhaite – para el que las quiera ver – 11 casos  (un contrato por 6 mil 500 millones) con un sólo proponente. Mamey, mijo, se presentaron en ese comité de garantías electorales.

Con una característica, insisto, – que se repite en otras localidades: contrataciones con “pliegos sastre”.

Ha nacido el Partido de la Contratación que gana elecciones, impone candidatos y dice a quien le entregan la “gruesa”. Son pandillas enquistadas en los gobiernos con el silencio ardiente de los propios ingenieros, arquitectos y otra serie de proveedores metidos en esa peligrosa ruleta. Contratan hasta desayunos.

Es otro eslabón más para el escabroso mapa de factores de riesgo electoral, que les compite de lejos a diversos e ilegales actores armados, a bandas criminales, a mafias. A poderosos de cuello blanco que le apuestan al casino electoral.

Las vuelven elecciones atípicas donde ya no se habla de ideología sino de billete. Registradoras con directorio político secuestrando el poder. Coerción política. ¿Seguimos mirando para el páramo?

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