Cámara de Comercio de Pereira, con marca de ciudad
Por: ÁLVARO RODRÍGUEZ HENÁNDEZ
El abogado javeriano Mauricio Vega Lemus, tiene 40 años de edad.
De Bogotá recibió una llamada para irse a trabajar a Palacio de Nariño pero no aceptó. Su destino es Pereira, la cuna mayor. Casado y con una hija. Hombre de sueños y proyectos.
Llegó tarde a la cita pactada pero era que – nos consta – estaba trabajando por la Pereira, la de su orgullo y amores.
Si alguien tiene conexiones en Bogotá es Mauricio Vega, un embajador puntual y estudioso, con credibilidad para tocar muchas puertas en el alto gobierno. Se codea con personajes de talla nacional y generó reconocimiento por las tareas que emprende.
Es sino revisar la tarjeta de éxitos de esta próspera entidad que suma 1.800 empresas afiliadas. De ellas el 80 por ciento con menos de 10 trabajadores. La flora y nata de los microempresarios en el horizonte.
Es bueno para la ciudad que la gente cree empresa.
“El empleo es una buena noticia”, remata enfundado en una camisa a raya azul y blanca como si ese color le trajera magia.
Considera que Pereira debe meter el acelerador en aspectos de más logística, oferta educativa, talento humano que promueve desde muchos lugares.
Aquí nacen , crecen y se reproducen dentro del pesado rollo económico y los trebejos de una economía con interés altos, con el dólar trepado y con angustias propias de la globalización.
Ha sido el único presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio, en repetirse en el cargo.
Esa entidad nació en el Club Colombia hace 90 años, que celebrarán por lo alto el 7 de abril en Expofuturo, una entidad emblemática con la marca de CCP. Igual que el centro de convenciones donde se han invertido 20 mil millones, dos edificios, el impulso a obras como el viaducto, el Aeropuerto Matecaña en esta fase final.
Le falta concluir el buró de convenciones o una oficina promotora de eventos de grandes marcas, que coloquen de verdad a la ciudad en la cima.
Vega Lemus la ha manejado como un capitán brioso que busca llevar a la ciudad por senderos de la integración humana para resolver las coyunturas, las heridas, de ciudad. Son 8 años.
Una gran meta es hacerle entender a muchos actores de la ciudad que unidos se construyen cosas. Un llamado que repite como un eco prolífíco en el cual hoy muchos le dan la razón.
Para él, es un factor negativo, la desintegración de liderazgos que golpean la puerta histórica de la Perla del Otún.
Considera, además que a la ciudad le faltan más gremios como el de turismo, restaurantes y otros más. Eso generar fortalecimiento institucional.
No ha escapado a la antropafagia propia de la ciudad. Lo quisieron sacar una vez, una persona que aterrizó y a la cual “hoy le devuelven honores”.
Pero responde de inmediato que la envidia no va a desaparecer sino que ha capitalizarla: que esa envidia le sirva a esa persona para que sea actor, añade con calma y sin arribismo.
No carga ni guarda odios, advierte con tono moderado esta persona que no se cansa de fumar y de mirar un reloj grande en la muñeca de su mano. Vive a mil. Este fue un día de trajín.
LA VIRTUD DEL TRIUNFADOR
Vega Lemus, es un triunfador empedernido. Un optimista por excelencia como una gran virtud que lo acompaña en cuanto propósito se traza casi que con una terquedad espartana. Tozudo a morir. De él dicen que por donde mete la cabeza mete el cuerpo con una idea clara de competitividad. Trabaja con disciplina. Cree en la paz del país.
Se va como llegó. Acelerado y mirando el reloj. De pronto la otra cita llega puntual pese a los trabajos que arden como un cigarrillo en su mano derecha. De pronto escriba la propia historia de la Cámara de Comercio, con las bocanadas de humo que suelta….con inteligencia y apego a la ciudad. Fotos de su hija en el escritorio, de su esposa.
Su padre le sigue aconsejando desde el cielo para que no pierda la ruta del éxito….