OPINIÓN / Los caminos del triunfo

CABEZOTE esteban jaramilloRAM /  No será fácil. El rival, Chile, sabe a qué juega y tiene intérpretes de lujo para repetir el título del año anterior. Se ve sólido, aunque para muchos la goleada humillante propinada a México sea un espejismo. Estos casos, de paso, no se dan todos los días, en el fútbol de alta esfera. No estará Arturo Vidal, uno de los mejores mediocampistas centrales del mundo y Marcelo Díaz, puntal del juego medio, presenta dudas por una lesión.

Un triunfo de Colombia no se ve imposible. Las fuerzas son parejas e incluso, en materia de individualidades técnicas, la supremacía la tiene nuestra selección. La diferencia podría estar en el juego colectivo y solidario en el que Chile apuntala su rendimiento.

Las complicaciones para el próximo partido, no las da el oponente. Las origina nuestra selección con su juego impredecible, con sus fallos de estrategia, y los valores técnicos hasta ahora en el archivo, que no han permitido la consolidación de la propuesta actual.

Para este juego, el que se avecina, se espera que James interprete sus melodías, que gobierne el partido, que vuelva a ser el socio de todos, que imponga, frente al arco, su toque zurdo sutil, con gol. Que James juegue para el equipo y no para las cámaras de televisión.

Colombia, en lo que va del torneo, no ha podido acelerar las bandas como nos tiene acostumbrados, ha perdido duelos individuales, ha abusado de los largos traslados con la pelota y se ha olvidado de la importancia del pase como preámbulo a las jugadas de gol. La gambeta ha sido empalagosa e improductiva, fruto más del narcisismo de algunos jugadores que de las necesidades colectivas de triunfo.

Tampoco ha conectado sus líneas con el único atacante, dejándolo en soledad. Sus pasos de defensa al ataque han sido anunciados, sin la pizca de ingenio que es tradicional.

Hasta ahora la selección les ha encontrado el gusto a los resultados, pero no a los partidos y, así los triunfos se celebren con la euforia de los aficionados, el rendimiento no ha sido el mejor.

En Colombia el placer lo da el balón y con él se marcan los caminos de triunfo. Con él, como aliado, se va a la final.

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