EL DEDO EN LA LLAGA / Los ‘disparos’ contra Botero

CABEZOTE alvaro rodriguezHay quienes, desde pocos lugares, han querido montar un polígono abierto para descargar ráfagas de ira e intenso dolor contra el gobernador Botero.

Le han “disparado” expertos francotiradores escondidos en el espeso rencor de la política o parapetados en sus malquerencias de poder. Una alevosía que da risa: lo cuestionan de gobernar bien. De llevar recursos con juicio a los municipios y de emprender una seguidilla de obras vía regalías y canalización de recursos por gestión diversa. Incluso, por atreverse a llevar pequeñas y medianas obras a los barrios, veredas  y las localidades del Risaralda. No le han despegado la mirada desde el inicio de su poder.

Hasta de ser frentero. De decir lo que siente sin piel prestada. Exigente como pocos gobernantes. Sin formular para terceros con la fusta en la mano. De rebotarse fácil  sin renunciar a su estilo autocrítico de lo mal hecho. Para restaurar. Es fácil – dulce – para pedir renuncias.

Ahora, lo quieren  contar con estadísticas juntando perversidad e insensatez. Uniendo un penoso  e inseparable coro de viudos del poder, con un veleidoso frenesí. Con una extravagancia cómica.  Es otro exabrupto -montado con costal- para disociar lo que está junto.

Él jugó dentro de la ruleta política con éxito  y seguirá jugando con intestinos nuevos. A pocos de esos especuladores de directorio – con y sin credencial – les ha embadurnado la cara. Los ha colocado en su sitio con decencia pero con firmeza dentro de un orden político decadente. Dentro de esa causa oprobiosa, un trío de ex gobernadores, con flechas venenosas, cuya gestión ha sido  cuestionable por todos los costados.

Por eso, Carlos Botero, en la pasada contienda, dio otro paso ascendente. De sumar para llegar al multinivel político. No mostrando el cobre sino pelándolo para  producir un electrizante final: el de la huella política, el de resultados en las urnas para elegir bien. Digo, no se dejó emboscar  en esa calibrada  crucial a la que fue sometido.

¿Con qué nos sorprenderá este  Botero persuasivo, convincente,  mañana? Acaso un Ministerio, un senado, empujando una candidatura Presidencial, montando causa común en Cambio Radical al lado de César Castillo como un tándem victorioso?

Está probado que Botero – sí, el gobernador- es de los que no le teme a las embestidas del adversario. Igual Castillo. Han demostrado que no se dejan embarullar  ante la asonada o la emboscada al que son sometidos con frecuencia en convites despreciables. Muchos estiletes se han sacado  de ese declive brumoso de – quienes podemos señalar – como  contradictores  que recitan barbaridades para zanjar deudas del pasado. Que se desbordan en diversos escenarios en andanadas privadas  para maltratar sin éxito alguno. Con desatino. Un ametrallamiento risible por el calibre de los “disparos”,  que poco dan en el blanco.

Que vamos a hacer, ¡si tenemos  Botero para rato! No lo han podido desvalorizar pese a la tropelía, a las torpes rencillas que le han querido hundir con desmedido afán. Igual que al doctor César Castillo, que ha jugado de frente anteponiendo su prestigio dentro del desorden político que campea en la región. Ellos, tienen resultados para mostrar pese al cobarde murmullo izado  por esa cooperativa de minusválidos políticos que siempre estarán a la caza de manera ambigua. Sin norte y equilibrio y lo que es peor sin fundamento. Con una pesadumbre trashumante. Perniciosa.

Esos “disparos” contra Botero no matan: ¡producen risa!

El éxito es otra forma de aniquilar de manera silenciosa  al enemigo. ¡Sigan disparando!

¡Habrá Botero para rato!

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